28 de enero de 2010

Presidentes extraordinarios para tiempos de grandes crisis

Presidentes extraordinarios para tiempos de grandes crisis
Jairo Álvarez Botero*

Primera parte

Hace pocos días fui entrevistado por el periodista Jorge Ramos para su programa de Univisión Internacional AL PUNTO. Disfruté mucho la entrevista porque el Señor Ramos es honesto, franco y pregunta en forma firme, demandando la verdad con su aguda mirada. Como él no permite preparar el programa, sus preguntas son como “tiros en la frente”. Para finalizar el programa me preguntó la opinión sobre la repercusión en una posible reelección del Presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez, considerando que los presidentes Chávez, Ortega, Morales, Correa, Zelaya, etc. también buscaban su reelección.

Sólo se me ocurrió decirle que la situación con Colombia era completamente distinta puesto que mientras en los citados países su democracia retrocedía, se fugaban los capitales y se perdía la libertad, en Colombia pasaba todo lo contrario. Además le dije que estaba seguro que los planes del Presidente Álvaro Uribe eran muy distintos puesto que era un hombre patriota que quería y debería terminar la misión propuesta (ver la entrevista completa en http://blip.tv/file/2639103).

Por meses la pregunta del Señor Ramos me ha hecho meditar frecuentemente: ¿debí haber contestado diferente? Después de esta entrevista he estado haciendo el paralelo histórico entre nuestra Colombia y los Estados Unidos de Norte Americana, una de las democracias más antigua y adelantadas del planeta.

Estados Unidos lleva 234 años de existencia sin golpes de estado, sin dictadores, sin plebiscitos y con un mínimo de reformas constitucionales, pero las grandísimas dificultades y tropiezos no han faltado en ponerla al borde del fracaso que exigieron a la democracia esfuerzos y sacrificios. La más grande de todas ellas la famosa Gran Depresión Mundial presentada a fines de los años mil novecientos veintes que fueron acompañados a continuación por la brutal Segunda Guerra Mundial.

Esta situación fue una de las más críticas que puede afrontar una nación: Decenas de millones de desempleados, el peor desempleo de la historia con una cuarta parte de la fuerza laboral sin trabajo. La producción agropecuaria reducida en un 60% y la industrial en 50%. Dos millones de habitantes viviendo en la calle y el crimen fuera de control. De los 48 Estados de la Unión, 32 cerraron todos sus bancos, incluyendo el Banco de la Reserva Federal. Y para “decorar esta torta” el 7 de Diciembre de 1941 estalló la Segunda Guerra Mundial al venir el ataque de Japón a Pearl Harbor, dejando así el país al borde de la mayor hecatombe de su historia. No se pueden contar las obras históricas escritas sobre esta famosa crisis.

¿Y qué necesitó USA para salir de esa crisis? Simplemente un líder sin miedo, con capacidad de trabajo, con iniciativa y conocimiento de la problemática de la nación. Esa persona necesitaba experiencia, que hubiera sido alcalde, senador, gobernador, presidente. Debería ser preparada para momentos de crisis, estudiosa y que gobernara con mano dura y erradicara el crimen. Necesitaba persona carismática con don de gentes y de mando para imponer orden y especialmente requería un hombre que el interés por su país estuviera por encima de cualquier ambición política. En otras palabras se necesitó un verdadero y completo patriota.

Como era lógico, para sacar el país adelante esa persona no podía estar encargada del país solo por unos pocos años. Necesitaba un tiempo extraordinario para situación extraordinaria y así poder cumplir la misión y “arreglar la casa”. La oposición nacional a la reelección fue muchísima porque “se arriesgaba la democracia de casi 170 años si se reelegía varias veces al presidente”, pero la tenacidad y amor a la patria de FDR lo llevo no solo a triunfar en su cometido sinó a cumplir su misión y, aparte de ello, dejo el terreno abonado para el éxito futuro de la nación.

¿Y cual fue ese Presidente? Franklin Delano Roosvelt (FDR) – gobernó de 1933 a 1945 – Fue necesario elegirlo presidente cuatro veces. Lamentablemente sus condiciones de salud no le permitieron terminar su último periodo. No solo sacó a la nación adelante sino que la dejó con grandes cimientos de desarrollo social, económico y madurez política que hoy en día se están cosechando. ¿Y cómo triunfó? Empezó motivando y convenciendo al pueblo de tener fe en sí mismo. Luchó por la justicia social y por los menos afortunados, creó el salaria mínimo, institucionalizó el Seguro Social, luchó por la paz y la cooperación internacional diciendo: “Mientras lucho la guerra planeo la paz”.

Por lo tanto los colombianos debemos dejar a un lado los intereses personales y políticos y dedicarnos a velar por el bien y el futuro de nuestra patria. Debemos seguir los ejemplos que nos dejó FDR y la democracia más sólida del mundo. Debemos apoyar a nuestro Presidente Álvaro Uribe Vélez para que termine la alta misión que se ha propuesto y así llegaremos a ser una nación modelo de desarrollo social, económico y democrático no solo en América Latina, sino en el mundo entero. Colombia no está sacrificando su democracia con la reelección de un presidente patriota y capacitado, al contrario, la está fortaleciendo. No debemos tener miedo. Colombia es más grande y fuerte democráticamente de lo que pensamos. Llevamos más de medio siglo siendo modelo de solidez democrática.

Tuve el privilegio de vivir hace casi medio siglo el último intento de asesinar nuestra democracia y triunfamos y triunfaremos por muchos siglos venideros si no tenemos miedo. Colombia, a pesar de haber adelantado tanto en tan corto tiempo, aún le falta mucho para completar la misión que se ha propuesto nuestro Presidente. Sólo la historia dirá la verdad, pero estoy seguro que todos los colombianos de bien estamos dispuestos a apoyarlo. Sólo sé que se necesitan seres extraordinarios para momentos de crisis y Colombia tiene el suyo.

Si bien es cierto que el Libertador Simón Bolívar nos dio la independencia de España, el Presidente Álvaro Uribe nos ha devuelto la libertad perdida, luego, no sólo debemos conservarla, sino fortalecerla. Debemos aprender de las experiencias dejadas por el Presidente Roosevelt. Los 25 años que llevo fuera de mi patria y los muchos años de servicio militar que presté, me ha dado el privilegio de no tener conocimiento ni orientación política colombiana pero a la vez poder ver y sentir el progreso de Colombia desde tres mil quinientos kilómetros de distancia. La distancia nos permite ver las cosas distintas. Todos los colombianos debemos meditar las palabras del Presidente Roosevelt el día que tomó posesión del cargo duró doce años y doce días: “A la único que le debemos tener miedo es al miedo".

Escribo esto porque es tiempo de meditar sobre nuestra patria ya que nuestro presidente nos ha ratificado una vez más que para los colombianos “Nada es Imposible”
 
Segunda parte

Hace pocos días escribí como tema de reflexión para las festividades de fin de año un artículo titulado Presidentes extraordinarios para tiempos de grandes crisis. En él traté el tema de reelección del Presidente de Colombia Doctor Álvaro Uribe Vélez y las circunstancias paralelas que vivió Estados Unidos de Norte América con la reelección por espacio de doce años, 1933-1945, del Presidente Franklin Delano Roosevelt (1882-1945).

Dos cosas me han sorprendido: Primero, a pesar de haberlo enviado solo a un grupo pequeño de amistades, fueron cientos los comentarios de felicitación y solidaridad que recibí, desde las remotas zonas de Portugal y África hasta ciudadanos de Cuba, Estados Unidos y Venezuela, etc. Segundo, solo dos correos me plantearon, en forma culta, sus ideas de desacuerdo.

Para continuar con el tema, que yo calificaría como “el miedo a la reelección del Señor Presidente Álvaro Uribe Vélez”, quiero traer otro caso de circunstancias completamente opuestas a las del Presidente de USA, F. D. Roosevelt que invito a analizar muy cuidadosamente. No se trata, como el caso anterior, de una democracia, ni un gobernante liberal, ni de un hombre, ni una historia de sesenta y cinco años atrás. Se trata otra potencia mundial, una de las monarquías más antiguas del mundo, de un gobernante conservador, de una mujer en la historia reciente.

El Reino Unido, comúnmente llamado Inglaterra, a fines de los años 1970 cruzaba por una crisis de alta envergadura que incluía: el inicio de la recesión de los ochenta, la máxima desde la depresión de los años 1930 con más de 3'600,000 personas desempleadas; la manufactura baja en un 30%; la confrontación de la guerra fría entre URSS y las naciones del oeste estaba en su clímax, la moral y patriotismo del pueblo por el suelo con una aprobación del gobierno de solo el 25%. Y para ponerle más “dulce a la torta”, vino la guerra iniciada por Argentina por las islas Malvinas, acompañada por la feroz lucha contra los grupos rebeldes armados del Ejército de Liberación Nacional Irlandés y el IRA - Ejército Republicano de Irlanda.

¿Qué se necesitó para salir de esta crisis? No un gobernante por solo cuatro u ocho años. Fueron necesarios doce años de trabajo arduo, conjunto y una lucha incesante para poner “la casa en orden”, para mejorar el orden judicial en 53.3%; el empleo en 33.3%; el sistema de salud y seguro social 31.8%; que redujera el costo del transporte en 5.08% y que aumentara el Producto Bruto Nacional en 23.3%. ¡Sí! Doce años.

Se necesitó una persona patriota, sin intereses ni ambiciones políticos. Una persona con carácter, conocimiento de causa y capacidades de lucha y sacrificio, que desde los 25 años había dedicado su vida al servicio de su patria. Una persona que el día de su posesión parafraseara las palabras de San Francisco de Asís diciendo: “Donde hay discordia, brindemos armonía. Donde hay error, traigamos verdad. Donde hay duda, brindemos fe. Y donde hay desesperación, traigamos esperanza”. Y que argumentara: “Bajos impuestos es un incentivo para el trabajo duro”.

Esa persona le sostuvo con coraje a los capturados de los ejércitos rebeldes que pedían el estado de prisioneros políticos que: “¡Crimen es crimen!... ¡es crimen!... no asunto político”. Y defendió diciendo: “Inglaterra no debe negociar con terroristas” y dejó a los criminales en huelga de hambre que murieran en las cárceles. Igualmente, liquidó la guerra de las Malvinas rindiendo las Fuerzas Armadas de Argentina en tan solo doce días, a pesar de estar a miles de millas de distancia.

¡Sí! Se necesitaron doce años de una persona de voluntad y temperamento férreo que luchara la Guerra Fría, que abocaba por un absolutismo moral, el nacionalismo e interés del individuo. No aceptó ningún compromiso para metas políticas; realizó reformas económicas y sociales luchando por un anti-intervencionismo, privatizando: el petróleo, los aeropuertos, los servicio de cable y varias empresas de transporte. Además, privatizó las industrias: aeroespacial, del azúcar, el gas, las automotrices Jaguar y Rolls-Royce, los aceros y algunos bancos.

Fue tan fuerte su carácter y poder de independencia que permitió la Instalación en su propio país de bases de USA con misiles, con argumentos completamente indiscutibles. Y lo más importante de todos, revivió en los ingleses el nacionalismo. Acertadamente el ministro de Defensa de Rusia, en medio del conflicto, la apodó "LA DAMA DE HIERRO", como aun se le llama.

Esta persona fue la: Primera Ministra Margaret Thatcher (1925 – vive) quien gobernó por doce años desde 1979 hasta 1990, quien dijo en su posesión: “…un sentimiento de impotencia, que una nación una vez grande se ha atrasado de algún modo”. ¡Sí! doce años de gobierno fuerte fueron necesarios para sacar al país adelante con una aprobación de casi 60% y el patriotismo Inglés completamente renacido y vibrante.

La actual Reina Isabel II se preocupó muchísimo por las reelecciones sucesivas pues consideraba que la monarquía de tantos siglos estaba en peligro por “El Thatcherismo”. Las ácidas relaciones entre estas dos damas han sido motivo de varios escritos. Sin embargo Inglaterra triunfó por la tenacidad y dedicación de su líder y la voluntad y apoyo de su pueblo.

Es difícil encontrar una situación más paralela a la que hoy día vive Colombia. Definitivamente para triunfar en casos extraordinarios son necesarios seres extraordinarios con ayuda y herramientas de un pueblo extraordinario. Colombia es todos nosotros, no sólo nuestros gobernantes. Los únicos que podemos hacer el cambio somos nosotros decidiendo sin miedo quienes deben ser nuestros gobernantes. Por lo tanto el cambio es una responsabilidad del pueblo con la ayuda de sus gobernantes. Un comandante solo no gana la batalla sin la ayuda de sus tropas, ni un gerente triunfa sin la dedicación y apoyo de sus trabajadores.

Desde esta lejanía se captan tres tipos de Colombianos: un pequeñísimo pero peligroso porcentaje de criminales desesperados que no quiere aceptar la realidad y que lo único que deben hacer es meditar sobre sus esposas, padres, hijos, niños y ancianos y en los atroces crímenes que hacen y luego preguntarse: ¿Es correcto lo que estoy haciendo? Otro grupo, minoría también, que simplemente critican pero no hace nada por su patria. Para ellos: ¿Por qué no te callas? Y finalmente, la grandísima mayoría, la que la aman y quiere servir. Para ellos parafraseo a Franklin Delano Roosevelt diciendo
“Mientras luchamos la guerra, nos preparamos para la paz, porque a lo único que le debemos tener miedo es al miedo en si porque para los colombianos NADA ES IMPOSIBLE”.

Tercera parte

Si no aprendemos de la historia estamos condenados a vivir los mismos hechos. Al estudiar cuidadosamente la historia de naciones en situaciones extraordinarias han sido necesarios tres elementos indispensables para su recuperación y resurgimiento: el pueblo, el gobernante, y un tiempo extraordinario. Entre más grande y larga la crisis presentada, mayor ha sido el esfuerzo del pueblo, más capacitados debe tener su dirigente, y más prolongado su periodo de recuperación. Sin esos tres elementos no se puede triunfar.

En el primer escrito, motivado por mi entrevista con el periodista Jorge Ramos para su programa de Univisión Internacional AL PUNTO (que puede ser vista en http://blip.tv/file/2639103) traté ampliamente la circunstancia especial de la nación más poderosa del mundo, con una democracia sólida de más de doscientos treinta y cuatro años, Estados Unidos de Norte América, que tuvo que afrontar y solucionar la problemática nacional de la depresión económica más grande de su historia y la Segunda Guerra Mundial con un gobernante por espacio de doce años, el demócrata Franklin Delano Roosevelt.

El segundo escrito analizo un caso contrario; una monarquía, una mujer conservadora, la “Dama de Hierro” de Inglaterra, Margaret Thatcher que gobernó por doce años aún con opinión contraria de la Reina Isabel II y sacó la nación de crisis profunda.

Veamos a continuación otro caso completamente distinto. El de una nación que lleva 228 años de democracia, siendo antes una monarquía, y cuando tenía 161 años se le presentó una profunda crisis y completo caos, la caída de la Cuarta República, causada por incapacidad del gobierno de manejar la libertad de sus colonias y protectorados en África y Asia, llamado el Imperio Colonial. Una nación que apenas se restablecía después de la II Guerra Mundial.

Fué necesario un referendo nacional con un 78% de aprobación para nombrar un dirigente excepcional para triunfar ante la crisis. Un dirigente que fundara una nueva república con una nueva constitución para llegar a ser una nación próspera, líder y ejemplo en el mundo entero.

Fue necesario elegir un hombre valiente, un patriota, un héroe veterano de la Primera Guerra Mundial y que en la Segunda Guerra Mundial comandó las tropas de su nación hasta dirigir la batalla final hasta ser dominados por los alemanes. Un hombre que había sido soldado, presidente provisional, primer ministro, había pertenecido a tres partidos políticos y fue ministro de defensa.

Para orientar de nuevo esa nación se necesitó a un líder, apodado “EL GRAN ZORRO” por sus opositores. Un periodista le expresó preocupación por el posible establecimiento de dictadura y violación de los derechos civiles. Éste le respondió: “¿He atentado alguna vez contra las libertades públicas? Al contrario, las he restablecido. ¿Quién cree honestamente que a mi edad de 67 años voy a iniciar una carrera de dictador?”

En su gobierno provisional, más sus diez años de gobierno, 1959 – 1969, estableció la constitución que rige hoy en día. Creó las fundaciones de una nueva nación que sigue siendo uno de los mayores poderes económicos, culturales y militares de Europa y del mundo. Posee la quinta economía más grande del mundo y la octava en poder de compra. La nación más visitada del mundo con ochenta y dos millones de turistas al año. La tercera potencia nuclear mundial. La fundadora y la más grande de la Unión Europea.

Esa nación extraordinaria es Francia y esa persona excepcional fue: el General Charles De Gaulle, 1890 - 1970 quien tuvo la visión de la integración de Europa y despertó el nacionalismo francés diciendo: “Toda mi vida he tenido una idea de Francia… Francia no puede vivir verdaderamente su ideal sin una política de grandeza”. También dijo: “El jefe de un estado debe representar ante la nación y el mundo el espíritu del pueblo”.

Y esa persona es la que tiene Colombia: el Doctor Álvaro Uribe Vélez.

Cuarta parte

Nuestra historia universal es abundante en ejemplos demostrando que son necesario tres elementos extraordinarios para que una nación pueda salir de grandes crisis: Pueblo, Gobernante y Tiempo. Ya he tratado el caso de Estados Unidos de Norte América con el Demócrata Franklin D. Roosevelt por espacio de 12 años, a Inglaterra con la Conservadora Margaret Thatcher por 12 años, a Francia por 11 años con el General Charles De Gaulle.

Ahora analicemos otra situación más grave que las anteriores. Se trata una nación extraordinaria que salió derrotada y fue el epicentro de la Segunda Guerra Mundial. Una nación que no sólo fue azotada humana, económica, y moralmente, sinó que fue destruida físicamente y millones de sus ciudadanos fueron exterminados. Una nación que tuvo que empezar de la nada, de los escombros y sin relaciones diplomáticas con sus vecinos. Posteriormente, en un periodo de menos de una generación ese pueblo extraordinario la revivió, volviendo a ser una potencia mundial.

Se necesitó un hombre extraordinario que hiciera obras increíbles para salvar su patria. Se necesitó un tiempo extraordinario, especial de 14 años. Fue necesario elegir a un anciano sencillo, alcalde de pueblo, con solo seis años de experiencia política que hiciera una coalición patriótica entre verdaderos ciudadanos tanto católicos como protestantes para restaurar su nación. Un anciano que había sido perseguido, encarcelado y torturado en campos de concentración.

Ese patriota, a los 73 años de edad, tomó las riendas de una nación destruida. Y aun, estando en poder, cuando tenía 81, su pueblo aprovechó la oportunidad de tenerlo y le pidió que continuara con la reorganización de la nación. Aceptó el reto hasta completar 14 años de gobierno, la reconstruyó completamente y la puse de nuevo entre las naciones líderes del mundo.

Esta nación extraordinaria es Alemania. Ese gobernante extraordinario fue el Primer Canciller Konrad Adenauer, 1876 – 1967, quien gobernó de 1949 a 1963 y quien le recobró la soberanía nacional estableciendo una democracia que era desconocida por su pueblo. Restableció relaciones diplomáticas con sus vecinos especialmente Francia. Fue el autor del “Milagro Económico Alemán” y considerado recientemente como “El Alemán más grande de todos los tiempos.”

No es necesario listar todas sus realizaciones, pero no quiero omitir que este hombre inició la guerra fría que llevó a la unificación de Alemania y a la caída de URSS. Adenauer abocaba por la dignidad del individuo y consideraba que “el comunismo y el nazismo era un mundo material que violaba la dignidad humana”.

Su frase en las campañas siempre fue: “No Experimentos!”
Sus últimas palabras a su muerte fueron: “¡No hay porque llorar!”

Colombia es una democracia, aun imperfecta, que ha alcanzado grandes avances en unos pocos años gracias al esfuerzo de nuestro Presidente Álvaro Uribe Vélez y a la solidaridad de la mayoría del pueblo. Esta historia es un ejemplo muy importante y que debemos analizar con mucho cuidado todos en Colombia. Debemos estar convencidos que ningún gobernante o líder del mundo ha estado libre de oposición. Jesucristo no se libró de ello, mucho menos Adenauer. Simplemente es incomprensible la conducta humana.

No creo que haya un colombiano en el exterior que no reciba constantemente felicitaciones de ciudadanos sencillos de otras naciones. Debemos seguir el ejemplo de Alemania y aprovechar la oportunidad de tener una nación ejemplar que diga: “No experimentos” y así podremos decir todos, como Adenauer, al momento de nuestra partida: “¡No hay porqué llorar!”

Para todos los colombianos este es el momento oportuno de aplicar un dicho popular norte americano que ha sido de gran ayuda para el desarrollo del país: “SI ESTÁ FUNCIONANDO, ¡NO LO REPARE!”

¡Esa es Colombia, porque nuestro Presidente me ha escrito “Para los colombianos Nada Es Imposible”.

Quinta parte

Esta serie de escritos se ha relacionado con la situación actual de Colombia y el análisis de hechos históricos universales en los que se demuestran que una nación para salir de graves crisis necesita: un pueblo, un gobernante y un tiempo, todos ellos extraordinarios. El pueblo no ha tenido distinción, han sido democracias y monarquías o transitorias. En cuanto al gobernante, los hemos visto jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, liberales y conservadores o que cambiaron de partidos varias veces; vimos, ama de casa, alcalde de pueblo, civil o militar, pero absolutamente todos con un requisito supremamente especial: Ser un verdadero patriota con capacidades personales y profesionales, que ponga a su patria por encima de intereses personales o partido político alguno. Y, el tiempo, siempre ha sido necesariamente extraordinario para poder cumplir la misión.

Ahora, quiero presentar un quinto caso también sobresaliente, un soldado de caballería, lancero, famoso historiador, Premio Nobel de literatura, artista y estadista. Este extraordinario patriota a los 19 años de edad escogió la carrera militar hasta llegar al grado de Coronel, prestó sus servicios por su patria en Cuba, India, Sudán, Sur África y otras naciones. Fue prisionero de guerra y se escapó del enemigo. Fue Comandante del 6º Batallón de fusileros en la Primera Guerra Mundial y ayudó arduamente a la reconstrucción de su nación.

Había prestado valiosos servicios como Canciller del país por 4 años y luego vino el estallido de la II Guerra Mundial, la más brutal de la historia que costó la vida a casi 7 millones de personas. Fue nombrado Primer Ministro y simultáneamente Ministro de la Defensa por 5 años. Dirigió la guerra por su país y sacó a la nación victoriosa con la indispensable ayuda de países aliados.

Al terminar la guerra, su pueblo no consideró que, quien los dirigió en la guerra, lo debería hacer en momentos de paz y eligió otro primer ministro en el intermedio. Luego volvería a ser reelegido por otros 4 años, que fueron los de mayor avance para el país en el periodo de posguerra. En resumen, vivió intensamente 90 años y toda su vida útil la dedicó, con todo esfuerzo, lucha y sacrificio, al servicio de su patria.

Esa nación modelo internacional es Inglaterra, Gran Bretaña, y ese patriota extraordinario fue Winston Churchill, 1874 - 1965, quien a principios de la II Guerra Mundial, en su discurso posesión pronunció estas brillantes palabras: “No tengo nada que ofrecerles excepto: sangre, trabajo, lágrimas y sudor”. Antes de la batalla Británica le dijo a sus tropas: “Nunca nos entregaremos”. Al triunfar en la segunda batalla dijo: “Esto no es el fin. Ni aun el principio del fin. Pero es, quizás, el fin del principio”. El día que terminó la guerra, con la entrega de Japón, Churchill le gritó a las multitudes: “Esta es su victoria!” –pueblo extraordinario– y las multitudes le contestaban: “No, ¡es suya!” –gobernante extraordinario–.

La lección de vida que nos ha dejado el Señor Churchill debe ser motivo de meditación y análisis para todos los colombianos y un hermoso ejemplo para todos aquellos seres de bien que entienden que el cambio no viene de la noche a la mañana.

Es muy clara la diferencia entre un gobernante extraordinario y un político:
  • El gobernante dice lo que el pueblo debe oír, el político lo que desea oír.
  • El gobernante vale por lo que hace, el político por lo que dice.
  • El gobernante trabaja por su gente, el político por su propio beneficio.
  • El gobernante lucha por su patria, el político intriga por su partido.
  • El gobernante trabaja para la posteridad, el político para su mañana.
Anoche, 27/Enero/2010, Colombia entró por la puerta principal al concierto de las naciones desarrolladas. Nunca se había visto que el Presidente de Estados Unidos de Norteamérica, en este caso Presidente Obama, mencionara en su discurso sobre el Estado de la Nación a otra nación, en este caso a Colombia, como una de sus naciones aliadas para su futuro desarrollo. Esto demuestra que somos un pueblo extraordinario con gobernante extraordinario. No debemos perder la oportunidad para terminar la misión.

En la historia universal ningún gobernante de nación alguna ha sido libre de fiera oposición, hasta Jesucristo la tuvo y aun la tiene. Esto es inevitable pues bien lo dijo el sabio Albert Einstein: “Los grandes espíritus siempre encontrarán gran oposición de las mentes mediocres”. Un pueblo democrático es el que decide su suerte y sigue para adelante valientemente y… “El que quede atrás ¡que arree!

*Jairo Álvarez Botero es un inmigrante y hombre de negocios colombiano que a los setenta años de edad es la prueba viviente de que el Sueño Americano no es un mito. Autor del libro NADA ES IMPOSIBLE
www.JairoAlvarezBotero.com

Videos:
JAIRO ALVAREZ BOTERO - SPANISH VERSION HD: www.blip.tv/file/1797906

JAIRO ALVAREZ BOTERO - ENGLISH VERSION HD: www.blip.tv/file/1798679
Entrevista a Jairo Álvarez Botero en UNIVISION con Jorge Ramos: www.blip.tv/file/2639103
   

No hay comentarios.: